domingo, 25 de noviembre de 2012

Kung Fu Panda

Las películas para niños suelen tener moralejas escondidas para que estos aprendan nuevos valores o a distinguir entre lo “bueno” y lo “malo”. De la película Kung Fu Panda se pueden extraer muchos mensajes positivos y sobre los cuales reflexionar.

La película cuenta la historia de cómo un oso panda gordinflón que trabaja con su padre vendiendo fideos consigue que su sueño se haga realidad: convertirse en el guerrero del dragón. No se sabe si fue la casualidad o el destino, pero al protagonista se le elige, sin saber kung fu, para luchar contra el malo malísimo, Tai Lung, un tigre que lleva años en una prisión de máxima seguridad tras haber arrasado el poblado por la ira de no haber conseguido el rollo del dragón, un papiro que sólo consigue el guerrero del dragón. Durante la película, observamos los métodos de enseñanza del maestro Shifu para que Po, el protagonista, aprenda kung fu. Al principio, el maestro aplica métodos que sólo han funcionado en otros candidatos para ser el guerrero del dragón, así que al ver que no funcionan, cambiará esos métodos para aplicarlos a su alumno: emplear un elemento motivador que le sirva de vía de aprendizaje, o sea, la comida.
Se puede extraer otras moralejas: como por ejemplo, que hay que confiar en uno mismo para conseguir algo; que nunca hay que rendirse, sino que hay que luchar por lo que uno quiere; o que todo el mundo tiene algo que nos hace ser especiales y diferentes.

Sin embargo, me gustaría comentar el caso del antagonista, Tai Lung. Su historia es paralela a la del protagonista: los dos siempre han soñado con ser el guerrero del dragón. Mientras que en el caso de nuestro protagonista, Po ha convivido con el amor y la dedicación de su padre, Tai Lung se crió sin familia y bajo las estrictas normas de enseñanza de kung fu de su mentor, quien por cierto le adoptó. Éste, además, le hace creer que será el guerrero del dragón. No obstante, el anciano maestro Oogway decide que no puede ser él porque tenía un “corazón oscuro”. De ahí su frustración y que arrasara con ira su poblado. Esto puede ser otra “moraleja” de nuestra sociedad... quizá el maestro Oogway, con su moralidad un poco simplista, debería haber explicado mejor por qué Tai Lung no puede ser el mejor guerrero. Tal vez tenga el “corazón oscuro” por no haber recibido el amor y el cariño que necesitó de pequeño, y esos niveles de exigencia de su mentor se hayan vuelto la única razón de su existencia. Como conclusión me gustaría hacer una pregunta: ¿el malo nace o se hace? ¿en el caso de pensar “se hace”, podrían existir responsables? Y por último, ¿es posible que el maestro Oogway con esa afirmación destruya las expectativas y metas de su alumno Tai Lung?


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