Durante la ponencia de José, psicólogo
y profesor de un colegio concertado de Alicante, vimos la importancia
que tienen los conflictos en el aula para aprender de ellos.
Los conflictos son en parte inevitables
durante el proceso de crecimiento y desarrollo del ser humano, y por
tanto, es necesario saber cómo tratarlos, más que evitarlos.
Llegar al fondo del conflicto, prevenir otros en un futuro, crear
condiciones favorables de convivencia y adoptar una perspectiva
proactiva es absolutamente necesario.
Un aspecto interesante que pudimos
aprender durante su ponencia fue que existe un plan de convivencia
que sirve como procedimiento simple a la hora de solucionar un
problema. La primera persona a quien se debe acudir cuando surge un
conflicto en el colegio es el profesor del aula. En segundo lugar, al
tutor. En tercer lugar al jefe de estudios, y por último al
director.
Pocos días después de esta ponencia,
de la cual salí con el convencimiento de que era capaz de resolver
cualquier conflicto, al menos de menor relevancia, me encontré con
un ejemplo de la vida real al que aplicar mis conocimientos:
Se trata de mi sobrino Marcos, que
tiene ocho años y cuyo colegio es público. Marcos se encontraba
jugando al fútbol en su tiempo de recreo con unos amigos. Se
dividieron en dos equipos: los chicos y las chicas (típico en esas
edades); sin embargo, su compañero Luis decidió cambiarse al equipo
de las chicas. El origen del problema es que Marcos no sabía que su
compañero se había cambiado.
Entonces, el partido empieza, y mi
sobrino observa que Luis no le pasa nunca el balón, por lo que le
regaña y le dice que deje de “chupar balón” y que no sea
egoísta. Luis, cansado de oír eso, decide pegarle una patada.
Marcos no se achanta y decide responderle con otra patada.
Fue entonces cuando el encargado de
patio observa el conflicto y se acerca para separarlos. Éste no fue
capaz de preguntar cuál había sido el problema, simplemente pensó
que se trataba de cualquier riña de fútbol y decidió hablar
directamente con el director del centro. Por si fuera poco acusaba a
Marcos de inventarse el dolor de estómago provocado por la patada.
El director, decidió castigarlos a un mes sin jugar al fútbol por
haberse peleado. Comentando lo sucedido con sus compañeros, se
enteró que Luis no jugaba en su equipo, pero ya era tarde porque
seguiría castigado durante ese mes.
Bajo mi punto de vista, lo que debería
haber hecho el responsable de patio es lo siguiente:
Después de separarlos, pedirles
que se calmaran.
Una vez estén calmados, les
preguntaría uno a uno qué ha sucedido.
Llegaría así al fondo del
conflicto: un malentendido.
Les hablaría sobre los
malentendidos y les haría entender que hablando se solucionan los
problemas, y no con el uso de la violencia.
Les pediría que se pidieran
perdón mutuamente.
En caso de necesitar ayuda médica,
les llevaría a enfermería.
Pienso que si se resuelve el conflicto
de este modo, se asientan las bases para la resolución de problemas
futuros.